Al
conmemorarse en 1980 el cuarto centenario del nacimiento de San Pedro
Claver, la Comunidad de los padres jesuitas de la ciudad quiso celebrar
en forma muy solemne este aniversario. Especial entusiasmo mostró
entonces el padre Ángel Valtierra, español como Claver,
y quien había escrito varias biografías del santo. Reunidas
con él algunas personas de la sociedad cartagenera, quisieron
que uno de los actos conmemorativos fuera levantar un monumento al "Esclavo
de los esclavos". Afirmaban ellos que en Cartagena, en donde se
habían erigido tantos monumentos a los personajes más
importantes de su historia, faltaba éste, dedicado al hombre
que había entregado su vida al servicio de los esclavos, y que
bien podía recibir el título de "Precursor en la
defensa de los derechos humanos".
La petición se elevó ante el Congreso de la República.
Los Honorables Parlamentarios acogieron con entusiasmo la idea, y el
Presidente de Colombia de ese momento, que lo era el doctor Belisario
Betancur, sancionó con su firma la ley 95, el 18 de noviembre
de 1985.
Por diversas circunstancias, la voluntad de los legisladores no pudo
llevarse a efecto por entonces. Pasados los años, hacia 1994,
la idea renació en algunas personas admiradoras del santo, y
el doctor Alberto Samudio de la Ossa la lideró. Con igual cariño
el escultor Enrique Grau se entregó entonces a la tarea de concebir
la obra artística y llevarla a feliz realización n. Generoso
y consagrado adelantó su trabajo, hasta lograr la creación
de una obra extraordinaria, que había de dignificar a Cartagena
e inmortalizar la memoria de san Pedro Claver.
Quienes querían ver realizado este proyecto no desfallecieron
ante las dificultades económicas. Algunas gestiones se hicieron
para financiar la escultura, y por fin en el año de 1998 pudieron
incorporarse en el Presupuesto General de la Nación los recursos
necesarios para adelantarla, y así se dio término a la
escultura.
Representa al santo en compañía de un esclavo, paseando
por las calles de la ciudad. Por eso no tiene pedestal; está
al nivel del suelo, como cualquiera de los hombres y mujeres que circulan
por esas calles. Está hecha en bronce patinado y tiene una altura
de 2.20 metros. Está en el centro histórico de la ciudad,
en la plaza que lleva el nombre de Claver, frente al Santuario que fue
su residencia.